Esta semana en un mensaje a los participantes en el Coloquio sobre Migración y Desarrollo México/Santa Sede, el Papa Francisco expresó: “Es necesario un cambio de actitud hacia los inmigrantes y refugiados por parte de todos, dejando atrás actitudes defensivas y de miedo, indiferencia y marginalidad.” Describiendo dichas actitudes como “típicas de la cultura de usar y tirar,” abogó por un cambio “hacia actitudes basado en una cultura de encuentro, la única cultura capaz de construir un mundo mejor, más justo y fraterno.”
Abordando directamente el tema de los niños y niñas migrantes procedentes de Centroamérica, el Papa expresó: “Tal emergencia humanitaria exige como medida urgente que estos menores sean acogidos y protegidos. Sin embargo, dichas medidas no serán suficientes mientras no sean acompañadas de políticas informativas acerca de los peligros de dichos viajes y, sobre todo, sin que se promuevan el desarrollo en sus países de origen.”
Llamando la crisis de migración la principal manifestación de la globalización y “uno de los ‘signos’ de este tiempo en que vivimos,” el Papa expresó: “Deberíamos recordar la pregunta de Jesús…‘¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?’”
El Papa continuó diciendo que migración “es un fenómeno que conlleva una gran promesa y numerosos desafíos. Muchas personas que son forzadas a emigrar, a menudo mueren trágicamente; muchos de sus derechos son violados; son obligados a separarse de sus familias y, desgraciadamente, continúan siendo objeto de actitudes racistas y xenofóbicas.”
Finalmente, el Santo Padre concluyó, “este reto exige la atención de toda la comunidad internacional para que sean adoptadas nuevas formas de migración legal y segura.”