Se ha escrito y transmitido abundantemente en los medios de comunicación acerca de la próxima encíclica del Papa Francisco sobre ecología (“Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común”). Debido a que es probable que haya muchos giros en el documento por varios individuos y grupos, creo que resulta importante presentar algunos puntos para ayudar a Católicos y a otros a tener la encíclica en perspectiva.
Reafirmando una larga tradición de enseñanza Católica en referencia al cuidado de la creación de Dios, el Papa Francisco, como pastor, está abordando una cuestión moral, explicando como ésta afecta la salud y la misma vida de las personas, particularmente la de los pobres y vulnerables. La encíclica es un documento pastoral no una declaración política.
Las cuestiones relacionadas a la ecología son a corto y largo plazo. La calidad de vida de millones de personas es disminuida como resultado del estado actual de la ecología mundial y las generaciones futuras sufrirán aún más si la situación no es abordada con prontitud.
“La creación no es una propiedad, de la cual podemos disponer a nuestro gusto,” expresó el Santo Padre en una Audiencia en mayo del año pasado, “ni, mucho menos, es una propiedad de sólo unos pocos: la creación es un don, es un don maravilloso que Dios nos ha dado para que cuidemos de ella y la utilicemos en beneficio de todos, siempre con gran respeto y gratitud.”
La Iglesia tiene la obligación de llevar su voz profética a las instituciones de poder cuando percibe una amenaza inminente a la ecología y su impacto a un número incontable de personas. Ese es el propósito de la próxima encíclica del Papa Francisco.
“¡El que tenga oídos, que oiga!” (Mt 11,15)
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Crédito fotográfico: pavel ahmed en Flickr