En la primera Exhortación Apostólica de su pontificado, Evangelii Gaudiam (la Alegría del Evangelio), el Papa Francisco establece, a través de un documento oficial, su visión de “nuevos caminos para la marcha de la Iglesia en los años venideros” y de un nuevo capítulo en la evangelización marcada por “la alegría del Evangelio que llena los corazones y la vida de todos los que se encuentran con Jesús.”
Prometiendo “una conversión del papado… más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle,” el Santo Padre pidió a las Conferencias Episcopales que abracen el espíritu colegial, el cual “no ha sido plenamente realizado.”
Los Católicos tenemos el reto de encontrar nuevas y creativas maneras de proclamar el Evangelio y liberar su frescura de nuestros “esquemas aburridos.” Subrayando la naturaleza esencial misionera de la Iglesia, el Papa pide la renovación de las estructuras eclesiásticas para que la Iglesia se vuelva más “orientada a su misión” citando la necesidad de “una conversión pastoral y misionera que no puede dejar las cosas como están.” Por lo que deben reexaminarse ciertas “costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia.”
El Papa Francisco expresó que quienes buscan a Dios nunca deben encontrar una puerta cerrada, “las puertas de nuestra iglesia deberían estar siempre abiertas…tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por cualquier motivo.” La Eucaristía “no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y alimento para los débiles.” La iglesia debe estar en las periferias “accidentada, herida y manchada… antes que [ser] una Iglesia… preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos.” Nuestra verdadera preocupación debería ser “que tantos hermanos nuestros vivan sin… la amistad de Jesucristo.”
Al mismo tiempo que hace hincapié en la necesidad de la renovación de las estructuras y la necesidad de reclamar la naturaleza misionera de la iglesia, el documento de 51,000 palabras pone en claro que la doctrina de la iglesia en referencia al aborto y la ordenación de mujeres permanece sin cambios pero nos dice que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia,” particularmente “en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes.”
En nuestros próximos blogs haremos un examen más detallado de este importante documento.