La Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios.
Papa Francisco, ‘Misericordiae Vultus‘ 17
No existe una experiencia más personal de sentir la misericordia de Dios que a través del Sacramento de la Reconciliación. El Santo Padre nos recuerda, “Dios está siempre disponible al perdón y nunca se cansa de ofrecerlo de manera siempre nueva e inesperada. Todos nosotros, sin embargo, vivimos la experiencia del pecado. Sabemos que estamos llamados a la perfección (Mt 5,48), pero sentimos fuerte el peso del peca-do” (MV 22).
El pecado nos separa de Dios. También nos separa del cuerpo de Cristo a través del cual encontramos con Jesús y a través del cual somos fortalecidos por el Espíritu. Esta separación nos aparta. Nos sentimos aislados. Nos hemos alejado nosotros mismos.
Cuando buscamos reunirnos de nuevo a través del Rito de la Reconciliación, el sacer-dote actuando en la persona de Cristo, nos reconcilia con el Cuerpo de Cristo y con el Padre. El sacerdote y la Iglesia ofrecen la oración de Cristo en la que nos dice que he-mos sido reconciliados y que Dios siempre responde a la oración de Cristo. Aun cuan-do nos confesamos con un sacerdote, el agente del ministerio de la reconciliación es el Espíritu Santo.
En las palabras del Papa Francisco, “el Año jubilar permita a tantos hijos alejados en-contrar el camino de regreso hacia la casa paterna” (MV18). Para hacer que este re-greso a casa sea posible, todas las iglesias en la Diócesis de Dallas participarán en la iniciativa La Luz Está ENCENDIDA para Ti ofreciendo el Sacramento de la Reconcilia-ción en cada una de nuestras parroquias el miércoles 16 y 23 de marzo. Espero que vengan a casa y experimenten la misericordia de Dios.
La luz está encendida para ti.