Obispo Kevin Farrell

Pastor Principal de la Diócesis Católica de Dallas

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Las Antífonas O: O Emmanuel – Oh Dios con Nosotros

diciembre 21, 2014 By Bishop Kevin J. Farrell

O Emmanuel

Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

Esta Antífona (O Emmanuel / Oh Dios con Nosotros) es probablemente la más conocida para nosotros debido al himno tradicional de Adviento, Oh ven, Oh ven bendito Emmanuel.  Este himno data del siglo XII en su latín original.  El himno se basa realmente en las Antífonas Oh, pero lleva la antífona de Oh Emmanuel a un primer lugar, en lugar del último, como debe ser.  Esto es probablemente para enfatizar la cercanía de Dios.

Para Israel Dios era inminente.  En la zarza ardiente (Ex 3:1-15), en la columna de fuego que les señaló el camino durante su salida de Egipto (Ex 13:21), en la tienda del Arca de la Alianza (Ex 40:34) y en el Templo (1 Re 8:1-11), la proximidad de Dios fue gran parte de la tradición profética que constantemente enfrentaba a Israel con la palabra de Dios.

Los profetas clásicos del Antiguo Testamento eran conscientes de que sus oráculos venían de Dios.  Asimismo, sabían que eran reprimendas, amenazas o promesas que afrontaban una situación contemporánea inmediata.  Lo que no sabían era que además de la situación inmediata, su enunciación podría tener un significado “Mesiánico” que sólo sería aclarado en el futuro.

Tal fue el caso de la profecía de Emmanuel del profeta Isaías dirigida a Ajaz, rey de Judá, quien estaba renuente a buscar el consejo divino, el cual probablemente no quería escuchar.

Entonces Isaías dijo:”¡Oigan herederos de David! ¿No les basta molestar a todos, que también quieren cansar a mi Dios? El Señor, pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón, a quien le pone el nombre de Emmanuel, Dios-con-nosotros” (Is 7:13-14).

En el mundo contemporáneo a Isaías, ¿quién fue Emmanuel y quién fue la mujer de la cuál nació?  No lo sabemos.  Los eruditos exégetas bíblicos han especulado pero no se han puesto de acuerdo.  El Papa Emérito Benedicto XVI ha revisado minuciosamente los estudios acerca de esta cuestión y concluye que “es una palabra en espera… que no va dirigida solamente al rey Ajaz, ni va dirigida simplemente a Israel, sino que más bien va dirigida a toda la humanidad.”  Y que no afecta a una situación política específica “sino a toda la historia de la humanidad.”

De hecho, es exactamente en ese contexto que Mateo cita el incidente: “José, hijo de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tu eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz.  Y lo llamarás Jesús, porque el salvará a su pueblo de sus pecados.”  Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: “La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa; Dios-con-nosotros” (Mt 1:20-23).

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Las Antífonas O: Oh Rey de las Naciones – O Rex Gentium

diciembre 17, 2014 By Bishop Kevin J. Farrell

O Rex Gentium

En nuestra reflexión de las Antífonas O se nos recuerda una vez más el deseo de Israel de un rey ideal en la Antífona O Rex Gentium:

Oh Rey de las naciones y deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo: ven y salva al hombre, que formaste del barro de la tierra.

La experiencia de Israel con los reyes no fue buena.  Todo comenzó con su deseo de tener un rey, al igual que otras naciones (1 Samuel 8:6). Dios les dio un rey (Saúl) y una  advertencia sobre el abuso del poderío real.  Saúl fue un desastre y su sucesor, David, se portó bien hasta que vió a Betsabé.  Su hijo Salomón fue sabio, pero su sabiduría no lo previno de elegir esposas paganas.  Después de Salomón, en medio de una monarquía a punto de derrumbarse, el Señor prometió la salvación bajo un nuevo Rey Davídico por boca del profeta Isaías.

Porque  un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; le ponen en el hombro el distintivo del rey y proclaman su nombre: “Consejero admirable, Dios fuerte, Padre que no muere, príncipe de la Paz.”  El imperio crece con él y la prosperidad no tiene límites, para el trono de David y para su reino: El lo establece y lo afianza por el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre (Is 9:5-6).

Jeremías anunció que este monarca Davídico no sólo gobernaría a Israel sino al mundo entero: ¡No hay como tú, Señor; tú eres grande y tu nombre es poderoso! ¿Quién no te temerá, rey de las naciones? Si, a ti se te debe temer, porque entre todos los sabios de las naciones y entre todos los reinos no hay nadie como tú (Jer 9:6-7).

Pero el ansia de Israel de un rey ideal no sería satisfecha por un rey guerrero poderoso que utilizaría su poder para eliminar a sus enemigos, sino por el Príncipe de la Paz cuyo reinado traería paz, justicia y reconciliación.

Pero ahora, en Cristo Jesús y por su sangre ustedes que estaban lejos han venido a estar cerca.  El es nuestra paz.  El ha venido a destruir el mundo de separación, el odio, y de los dos pueblos ha hecho uno solo (Ef 2:13-14).

La larga espera de Israel está por terminar.

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Las Antífonas O: Oh Sol que naces de lo alto – O Oriens

diciembre 14, 2014 By Bishop Kevin J. Farrell

O Oriens

Continuamos nuestra reflexión de las Antífonas O con O Oriens, o bien, Oh Sol que naces de lo alto:

Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia: ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

Este Antífona tiene un profundo significado en numerosos niveles.  El título en latín O Oriens puede traducirse de varias formas.  Oriens significa simplemente el Este, pero también se traduce como Amanecer, Estrella del Día y Estrella de la Mañana porque todas aparecen en el Este.  Todos son predecesores de la salida del sol porque disipan la oscuridad

La relevancia de esto a menudo se pierde para todos nosotros quienes dispersamos la oscuridad con nuestra luz artificial, pero un mundo que fue iluminado solamente por la vida del fuego fue gobernado por el amanecer y el anochecer.  Por lo cual, no es de sorprender que la salida del sol haya sido asociada con la venida del Mesías.  Por lo que el Amanecer Radiante de la Antífona es una reflexión de Oseas 6:3: “Empeñémonos en conocer al Señor.  Su venida es tan cierta como la de la aurora y su intervención tan repentina como la llegada del día.”

San Lucas lleva este tema al Nuevo Testamento: “Y tu niño, serás llamado Profeta del Altísimo porque iras delante del Señor para prepararle sus caminos, para decir a su pueblo lo que será su salvación.  Pues van a recibir el perdón de sus pecados, obra de la misericordia de nuestro Dios, cuando venga de lo alto para visitarnos cual sol naciente, iluminando a los que viven en tinieblas, sentados en la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos por un sendero de paz”(Lc 1:77 – 79):  Este texto se ha asociado tanto con Jesús como con su precursor, San Juan Bautista puesto que Lucas atribuyo estas palabras a Zacarías, padre de Juan.

Para los cristianos, el sol naciente siempre ha estado relacionado con el Hijo Resucitado.  Los primeros Cristianos siempre oraban viendo hacia el Este y los altares estaban orientados hacia el Este.  En su libro, el Espíritu de la Liturgia, el Papa Benedicto XVI escribió: A pesar de todas las variaciones que han ocurrido en la práctica durante el segundo milenio, algo ha permanecido claro para toda la Cristiandad: orar viendo hacia el Este es una tradición que regresa al principio.”  Debido a que todos los altares están orientados hacia el Este, cuando el sacerdote estaba frente al altar se decía que ofrecía la Misa ad orientem, o hacia el Cristo Resucitado.

Otro ejemplo del significado espiritual de Oriens, es la designación de la Virgen María como Estrella de la Mañana, la precursora del Hijo Resucitado.

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Las Antífonas O: Oh Llave de David – O Clavis David

diciembre 10, 2014 By Bishop Kevin J. Farrell

O Clavis David

Oh Llave de David y cetro de la Casa de Israel; que abres y nadie puede cerrar; cierras y nadie puede abrir: ven y libera a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

No sabemos con seguridad cuando fueron compuestas las Antífonas O.  Sin embargo hay indicaciones que se originaron alrededor del séptimo siglo a partir de la reflexión de los monjes Benedictinos acerca de los eventos del Antiguo Testamento que conducían al nacimiento de Jesús, el Mesías.  Ellos estaban muy conscientes de lo que indican los documentos del Concilio Vaticano Segundo, que el Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo y el Antiguo es revelado en el Nuevo.

Los monjes vieron las predicciones acerca de la venida de Jesús como el Mesías y tronco de la Casa de David en el libro del profeta Isaías: Pondré en sus manos la llave de la casa de David; cuando el abra, nadie podrá cerrar, y cuando cierre, nadie podrá abrir. Me ha enviado con un buen mensaje para los humildes, para sanar a los corazones heridos, para anunciar a los desterrados su liberación, y a los presos su vuelta a la luz (Is 22:22; 61:1). 

En el evangelio de San Lucas, Jesús hace referencia al pasaje del capítulo 61 del libro del Profeta Isaías.  Jesús llegó a Nazaret y se dirigió a la sinagoga.  Se  puso de pie para hacer la lectura, y le pasaron el libro del profeta Isaías, Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí.  El me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para poner en libertad a los oprimidos…” después comenzó a decirles: “Hoy se cumplen estas palabras proféticas y a ustedes les llegan noticias de ello” (Lc 4:18-20).

El texto de Isaías se repite cuando Jesús entrega a las llaves a Pedro: “Y ahora te digo: Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer.  Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo” (Mt 16:18-19).

Una nota interesante es que los monjes Benedictinos ordenaron las Antífonas O de tal manera que cuando se invierten las primeras letras de los nombres en latín, forman un acróstico en Latín: erocras o Ero Cras cuyo significado es “Mañana vendré.”

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Las Antífonas O: Oh Renuevo del tronco de Jesé – O Radix Jesse

diciembre 7, 2014 By Bishop Kevin J. Farrell

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Durante este Adviento, en nuestras reflexiones de las Antífonas O, nuestro camino de redención nos lleva hasta la línea ancestral de Jesús con O Radix Jesse o también, Oh Renuevo del tronco de Jesé.

Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos; ante quien los reyes enmudecen, y cuyo auxilio imploran las naciones: ven a librarnos, no tardes más.

En el libro del Profeta Isaías se encuentra la referencia de esta Antífona en las Sagradas Escrituras.

Una rama saldrá del tronco de Jesé, un brote surgirá de sus raíces (Is 11:1).  Tendrá como cinturón la justicia, y la lealtad será el ceñidor de sus caderas.  El lobo habitará con el cordero, el puma se acostará junto al cabrito, el ternero comerá al lado del león y un niño chiquito los guiará (Is 11:5-6).

El primer rey de Israel, el Rey Saúl, le dio la espalda a Dios, por lo que Dios envió al Profeta Samuel para ungir a un hijo de Jesé como su sucesor (1 Sam 16:1-13).  Una y otra vez nos damos cuenta que la forma de actuar de Dios difiere mucho de la conducta humana y para sorpresa de Samuel, el elegido como rey no es el hijo mayor de Jesé, sino el menor, David.

Fueron pues a buscarlo y llegó; era rubio con hermosos ojos y una bella apariencia.  Yahvé dijo entonces: “Párate y conságralo; es él.”  Samuel tomó su cuerno con aceite y lo consagró en medio de sus hermanos.  Desde entonces en adelante el Espíritu de Yahvé se apoderó de David (1 Sam 16:12-13).

Nuestra jornada hacia la redención continua mientras David, el Tronco de Jesé, se convierte en el modelo ideal de un de rey, y la raíz desde la cual Jesús brotará.

Algunas familias celebran el Adviento con un árbol de Jesé, un árbol pequeño con ornamentos que representan los acontecimientos del Antiguo Testamento que nos conducen hasta el nacimiento de Jesús.  Los ornamentos podrían simbolizar a: Adán y Eva, Abraham, Moisés, Josué, Jesé, David, Isaías y Ruth entre otros.  El Árbol de Jesé es una buena forma de mostrar cómo el Adviento, la espera del nacimiento de Jesús, evoca el prolongado período en la historia del pueblo hebreo en espera de la llegada de su, tan anhelado, Mesías.

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Las Antífonas O: Oh Señor Poderoso – O Adonai

diciembre 3, 2014 By Bishop Kevin J. Farrell

Oh Señor Poderoso – O Adonai

Continuamos nuestras reflexiones de las Antífonas O con Oh Adonai , en castellano, Oh Señor Poderoso

Debido a que los hebreos consideraban el nombre de Dios demasiado sagrado para mencionarlo, o aun escribirlo, utilizaban la palabra Adonai, que significa Señor Poderoso o sencillamente Señor, para referirse a Dios.

Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley: ven a librarnos con el poder de tu brazo.

La relación de Dios con el pueblo hebreo como su pueblo elegido, fue manifestada al escoger a Moisés para liberar a los Hijos de Abraham de la esclavitud y para guiarlos a la tierra prometida.  Su elección no fue solamente un privilegio, sino que fue asimismo un vehículo a través del cual todos los pueblos serían reconciliados con él.

Desde zarza ardiente, El Señor dijo [a Moisés]: “He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he oído sus quejas cuando lo maltrataban sus mayordomos.  Me he fijado en sus sufrimientos, y he bajado, para liberarlo del poder de los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel” (Ex 3:7 – 8).

En Egipto, los Hijos de Israel fueron recibidos como la familia de José, pero al ir aumentando su número, se convirtieron en huéspedes indeseados.  La experiencia del Éxodo los transformó en una nación.  La edificación de una nación necesita de un gran líder – Moisés; una experiencia común de tribulación – la esclavitud; un territorio – la tierra prometida y la ley.  Fue en el Monte Sinaí donde se agregó este último elemento.

Y Moisés subió hacia Dios.  Yahvé lo llamo del cerro y le dijo: “Esto es lo que dirás a los hijos de Jacob, lo que le explicarás a los hijos de Israel: Ustedes han visto lo que hice a los egipcios y como a ustedes los llevé sobre las alas del águila  para traerlos hacia mí.  Ahora si ustedes me escuchan atentamente y respetan mi alianza, los tendré por mi propiedad personal entre todos los pueblos, siendo que toda la tierra es mía, una nación que me es consagrada.  Esto dirás a los israelitas” (Ex 19:3 – 6).

El camino de la redención, que llamamos Historia de la Salvación, sigue adelante en los misteriosos caminos del Señor.

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Las Antífonas O: Oh Sabiduría – O Sapientia

noviembre 30, 2014 By Bishop Kevin J. Farrell

Sabiduría - O Sapientia

Desde los tiempos de la Iglesia primitiva, parte de la celebración de Adviento han sido los canticos de las Antífonas O, antes del Magnificat, durante las Vísperas (Oración Nocturna) del 17 al 23 de Diciembre.  A este periódo se le llama la octava antes de la Navidad.  Cada una de las Antífonas O se refiere a un titulo del Mesías, y a un pasaje mesiánico del Antiguo Testamento.

Piense en las Antífonas O como una especie de mini Calendario de Adviento, piense en cada una de ellas como una ventana, que al abrirse nos revela una perspectiva diferente de Dios.

Los siete títulos pertenecen a las primeras palabras de cada una en latín, seguidas por el castellano: O Sapientia (Oh Sabiduría), O Adonai (Oh Señor Poderoso), O Radix Jesse (Oh Renuevo del tronco de Jesé), O Clavis David (Oh Llave de David), O Oriens (Oh Sol que Naces de lo Alto), O Rex Gentium (Oh Rey de las Naciones) y  O Emmanuel (Oh Dios con Nosotros).

Durante el Adviento reflexionaremos en las Antífonas O, no solamente durante la Octava antes de la Navidad, sino durante toda la Época de Adviento.

La primera es O Sapientia , o en castellano: Oh Sabiduría.

Oh, Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad.  Ven y muéstranos el camino de la salvación.

En los versículos 2 y 3 del capítulo 11 del Libro del Profeta Isaías leemos: Sobre el reposará el Espíritu del SEÑOR espíritu de sabiduría e inteligencia espíritu de prudencia y valentía, espíritu para conocer al SEÑOR, y para temerlo, y para gobernar según sus preceptos.

Aquí encontramos las bases para los Siete Dones del Espíritu Santo, siguiendo la tradición Católica en la que San Jerónimo substituye piedad o Santidad por la segunda referencia del temor a Dios.  La palabra hebrea utilizada aquí es yirah que se refiere a reverenciar o maravillarse, un temor sagrado, una palabra totalmente diferente al temor representado por la palabra pachad, que significa pánico o terror.  Haciendo referencia a la antífona, la cual expresa: abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad.

En la sabiduría de las Escrituras Hebreas, solo Dios es verdaderamente sabio.  Aparece como una persona acompañando a Dios en su creación (Prov 8).  En el libro de Job, la sabiduría se observa en los misteriosos designios de Dios en la historia de la humanidad.  No existe sabiduría sin el temor a Dios (Prov 1:7).  La sabiduría es también vista como la Palabra de Dios (Sir 24:3).  Mucha de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento tiene que ver con el éxito en la vida diaria (Prov).  Sin embargo, la sabiduría es vista como una moral y un estilo de vida.  Santo Tomas de Aquino ve la sabiduría como la fuerza de elegir lo espiritual por encima de lo material.

Al igual que la gente en tiempos del profeta Isaías, vivimos en medio de agitación e incertidumbre. Y, al igual que ellos, deseamos la sabiduría de Dios para que nos muestre el camino de la salvación.

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Acerca del Obispo Farrell

El Obispo Kevin Farrell fue nombrado Séptimo Obispo de la Diócesis de Dallas el 6 de Marzo de 2007 por el Papa Benedicto XVI.
   
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