Obispo Kevin Farrell

Pastor Principal de la Diócesis Católica de Dallas

Sígame

  • Facebook
  • Google+
  • Pinterest
  • Twitter

Testtest

Dios bendiga a los Estados Unidos de América

julio 4, 2016 By Bishop Kevin J. Farrell

God Bless America

Al preparamos a celebrar el Día de la Independencia, oremos llenos de gratitud por nuestra libertad y por las bendiciones y guía de los líderes y ciudadanos de nuestro país.

Quiero compartir con ustedes una oración escrita por el Arzobispo John Carroll, quien fue nombrado primer obispo de los Estados Unidos en 1789 por el Papa Pio VI. El Arzobispo Carroll redactó esta oración el 10 de noviembre de 1791.

Dios Todopoderoso y Eterno, que en Cristo revelaste Tú gloria a todas las naciones, te pedimos que preserves la obra de Tu misericordia para que Tu Iglesia, extendida por todo el mundo, continúe confesando Tu nombre con fe inquebrantable.

Te pedimos a Ti, único bueno y santo, que otorgues conocimiento celestial, celo sincero y santidad de vida, a Nuestro Santo Padre, Vicario de Nuestro Señor Jesucristo, en el gobierno de su Iglesia; a nuestro obispo, todos los obispos, prelados y pastores de la Iglesia; y especialmente quienes son nombrados para ejercer entre nosotros las funciones del sagrado ministerio y guiar a tu pueblo en los caminos de salvación.

Te rogamos ¡Oh Dios de poder, sabiduría y justicia! en quien la autoridad se ejerce con razón, las leyes se aprueban y los juicios se decretan, que ayudes con tu Santo Espíritu de consejo y fortaleza al Presidente de estos Estados Unidos, para que su administración pueda llevarse a cabo en justicia, y sea eminentemente útil para tu pueblo sobre el cual él gobierna; fomentando el debido respeto a la virtud y la religión; cumpliendo fielmente las leyes con justicia y misericordia, y refrenando el vicio y la inmoralidad. Que la luz de Tu sabiduría divina dirija las deliberaciones del Congreso y brille en todos los procedimientos y las leyes que rigen nuestra convivencia y gobierno de modo que se encaminen a la preservación de la paz, la promoción de la felicidad nacional, el aumento de la laboriosidad, la sobriedad y el conocimiento útil, y puedan perpetuar para nosotros la bendición de la libertad y la igualdad.

Te pedimos por su excelencia, el gobernador de este estado, por los miembros de la asamblea, por todos los jueces, magistrados y otros funcionarios que son nombrados para proteger nuestro bienestar político, que sean asistidos por tu poderosa protección, para que sean capaces de cumplir con las responsabilidades de sus respectivas posiciones con honradez y capacidad.

Así mismo encomendamos a Tu misericordia infinita a todos nuestros hermanos y conciudadanos en los Estados Unidos, para que seamos bendecidos en el conocimiento y santificados en la observancia de Tu ley santísima, para que seamos preservados en la unión, y en esa paz que el mundo no puede dar y, después de disfrutar de las bendiciones de esta vida, podamos ser admitidos a las bendiciones eternas.

Filed Under: Días Festivos y Días Santos Tagged With: Día de la Independencia

Celebramos la luz inagotable de Cristo

abril 3, 2015 By Bishop Kevin J. Farrell

 

Celebramos la luz inagotable de Cristo

La Pascua es la principal fiesta Cristiana y la cumbre del año litúrgico. Todas las liturgias anteriores a la Pascua anticipan y proceden de la fiesta que conmemoran. Las lecturas y los evangelios de la Vigilia Pascual y la Misa del Día de Pascua (y la misa opcional durante la tarde) nos ofrecen un bosquejo de la Historia de la Salvación desde la creación hasta el camino a Emaús. Un solo elemento de la Vigilia Pascual encapsula la esencia de la Fiesta de la Resurrección, el Exultet o Pregón Pascual.

Propiamente llamado Pregón Pascual, el Exultet significa alegrarse o expresar júbilo, este es el nombre que se utiliza con mayor frecuencia. Es celebrada ante el cirio Pascual al concluir la procesión hacia el altar siguiendo la luz del cirio Pascual desde el fuego Pascual. La oscuridad de la iglesia ha sido disipada por el fuego Pascual que se ha propagado por toda la iglesia que se ha ido iluminando por la luz de las velas que los fieles han tomado del cirio Pascual. El canto de la Exultet le corresponde al diácono, pero puede hacerlo el sacerdote o, en una versión condensada, un cantor.

Sus primeras líneas convocan los cielos y tierra a regocijarse en el triunfo de Jesús sobre la muerte.

Alégrense por fin los coros de los ángeles,
Alégrense las jerarquías del cielo,
y por la victoria de rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.

Goce también la tierra, inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla,
que cubría el orbe entero.

Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo
con las aclamaciones del pueblo.

Recordando a Dios rescatando a Israel de la esclavitud en Egipto y guiándolo a la seguridad por medio de un pilar de nube y fuego, el himno compara a los catecúmenos que han sido rescatados de la esclavitud del pecado por medio del Bautismo al éxodo de los hebreos desde Egipto.

Esta es la noche en que sacaste de Egipto,
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el Mar Rojo.

Esta es la noche en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.

Esta es la noche que a todos los que creen en Cristo,
por toda la tierra los arranca de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
los restituye a la gracia
y los agrega a los santos.

Al vencer la muerte en la Pascua, Cristo nos rescató de la esclavitud del pecado y revocó el pecado de Adán, que pese a lo deshonroso que fue, aportó el camino de la redención.

Esta es la noche en que,
rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.

¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.

¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó del abismo.

Nos encontramos, una vez más, con el tema de la resurrección y luz penetrando en la oscuridad, haciendo esta noche “brillante como el día” y disipando los resultados de la caída de Adán, restableciendo la inocencia. El cirio Pascual es ofrecido a Dios como un don solemne de la Iglesia y un sacrificio de alabanza.

Esta es la noche de que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mi gozo.»

Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los potentes.
En esta noche de gracia,
acepta, Padre Santo,
el sacrificio vespertino de esta llama,
que la santa Iglesia te ofrece
en la solemne ofrenda de este cirio,
obra de las abejas.

Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.

El Exultet concluye con una oración para que en esta bendita noche, la luz de esta vela bendita pueda continue venciendo incesantemente la oscuridad del mundo, se una a las luces celestiales y aun pueda encontrarse al regreso de Jesús, lucero inextinguible de la mañana.

¡Qué noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano con lo divino!
Te rogamos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
para destruir la oscuridad de esta noche,
arda sin apagarse
y, aceptado como perfume,
se asocie a las lumbreras del cielo.

Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
Jesucristo, tu Hijo,
que, volviendo del abismo,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén

Le pido a Dios que la Luz de Cristo continúe brillando esta Pascua y en los días venideros.

Crédito Fotográfico: La Resurrección de Cristo de Alonso López de Herrera (ca. 1585 – ca.1675), Wikimedia Commons

Filed Under: Días Festivos y Días Santos Tagged With: Pascua

Viernes Santo de la Pasión del Señor

abril 2, 2015 By Bishop Kevin J. Farrell

Viernes Santo de la Pasión del Señor

Cuando pensamos en el Viernes Santo, la primera imagen que nos viene a la mente es la Cruz, el símbolo Cristiano más común. Comenzamos nuestras oraciones haciendo la Señal de la Cruz, la cual no sólo profesa a Jesús crucificado sino también a la Santísima Trinidad.

En el Misal Romano, el Viernes Santo es llamado Viernes de la Pasión del Señor. La liturgia del Viernes Santo, al igual que todas las liturgias del Triduo Pascual, nos recuerda los eventos que culminaron en la Resurrección. El Viernes Santo es el único día del año en el que no se celebra Misa. Los únicos sacramentos que pueden ser celebrados este día son la Reconciliación y la Unción de los Enfermos.

San Ambrosio se refirió al Viernes Santo como un “Día de Amargura.” La desolación que sienten los Cristianos este día es representada por el tabernáculo abierto y el altar estéril después de la celebración del Jueves Santo; no hay cruz, no hay velas, no hay lienzos en el altar y no pueden tocarse música o campanas.

La Liturgia de la Palabra consiste de la narrativa del Siervo Sufriente del Profeta Isaías, quien “fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades,” seguida del Salmo 30, un salmo penitencial cuya antífona es tomada del Salmo 22, e incluye la palabras que Cristo pronunció desde la Cruz, “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” La segunda lectura es tomada del capítulo 4 de la Carta a los Hebreos, el pasaje de Cristo como Sumo Sacerdote de los hebreos: “Hermanos y hermanas: Y ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe.” La narrativa de la Pasión, tomada del evangelio de San Juan es precedida por un verso breve de la Carta a Filemón, donde se enfatiza que fuimos salvados por la obediencia de Cristo, quien “se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.”

Después de una serie de intercesiones, la Cruz es descubierta y comienza la procesión y adoración pública una vez que el sacerdote y los ministros han reverenciado la cruz. Cuando se ha completado la adoración, el sacerdote entona los antiguos cantos de reproche en los que Dios nos habla de las acciones que hemos cometido y omitido.

Aunque no hay liturgia Eucarística, en la liturgia del Viernes Santo, que solía ser llamada Misa Pre-santificada, lo cual significa que la hostia ha sido previamente consagrada, se distribuye la Eucaristía que ha sido reservada del Jueves Santo. La distribución de la Sagrada Comunión es precedida por la oración del Padre Nuestro.

La liturgia concluye en silencio mientras el sacerdote y los ministros se retiran y nos quedamos reflexionando acerca de la presencia de Jesús en la tumba.

Crédito Fotográfico: Parroquia Saint Barbara (Ramersbach), vitrales representando el Varón de Dolores, Wikimedia Commons

Filed Under: Días Festivos y Días Santos Tagged With: Semana Santa, Triduo Pascual, Viernes Santo

Jueves Santo: Misa de la Cena del Señor

abril 1, 2015 By Bishop Kevin J. Farrell

Jueves Santo: Misa de la Cena del SeñorEl Jueves Santo, al terminar la Cuaresma y comenzar el Triduo Pascual, celebramos la Misa de la Última Cena, en la que la Iglesia conmemora la Pascua del Señor: la Institución de la Sagrada Eucaristía a través de la cual Cristo continúa Su presencia sacramental entre nosotros, la institución del sacerdocio a través de la cual la misión y sacrificio de Jesús son perpetuados en el mundo y la institución de Su amor incondicional.

En la primera lectura, tomada del Libro del Éxodo (12,1-8. 11-14), se nos recuerda que la Cena Pascual, que el Señor comparte con Sus discípulos, tiene su origen en el Antiguo Testamento y que Jesús es asociado con el cordero Pascual (Pascua) cuya sangre salvó de la muerte a los hijos primogénitos de los hebreos.

En su Primera Carta a la Iglesia de Corinto (11:23-26), San Pablo nos presenta la única narrativa de la Cena del Señor descrita fuera de los evangelios. El pasaje no solamente describe la institución de la Eucaristía, también describe la prescripción de Jesús de continuarla, para lo cual instituyó el sacerdocio. Este pasaje de San Pablo también testifica el origen de la Tradición Sagrada en la que San Pablo señala que él ha recibido “de parte del Señor” el relato de la Última Cena. Este relato constituye el primer relato del evento en el Nuevo Testamento, ya que la Primera Carta a los Corintios fue escrita antes que cualquiera de los evangelios sinópticos.

A diferencia de los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Juan), el Evangelio de San Juan, no contiene una referencia a la institución de la Eucaristía en su narrativa de la última Cena. Sin embargo, en su evangelio nos muestra el testimonio del amor incondicional de Jesús al lavar los pies de sus discípulos. Aun cuando el pasaje es entendido como un mandato del servicio al prójimo, es principalmente un recordatorio que el servicio al prójimo se hace por amor y no por deber u obligación. La respuesta de Jesús a la renuencia de Pedro a dejarse lavar los pies por el Señor es un recordatorio de que no sólo debemos ofrecer servicio amoroso a nuestro prójimo, sino también aceptar con humildad el servicio amoroso de los demás.

Desde luego que el Triduo nos recuerda que el mayor regalo del amor incondicional de Jesús es la donación de sí mismo hasta la muerte por nuestra redención.

—

Crédito Fotográfico: La Última Cena por Carl Heinrich Bloch (1834–1890), Wikimedia Commons

Filed Under: Días Festivos y Días Santos Tagged With: Jueves Santo

El Sagrado Triduo Pascual

marzo 31, 2015 By Bishop Kevin J. Farrell

El Sagrado Triduo Pascual

Nuestra jornada cuaresmal llega a su fin el jueves por la tarde al dar inicio el Sagrado Triduo Pascual (Tres Días). El Triduo es la cumbre del año litúrgico. Comienza con la Misa de la Cena del Señor el jueves por la noche y termina con la oración nocturna en Pascua. Asimismo, el Triduo conmemora el corazón del Evangelio; la Pasión, muerte y Resurrección de Jesús.

Desde el Segundo Siglo, los Cristianos marcaron la Pasión y muerte del Señor con una Vigilia Pascual durante toda la noche culminando con la celebración de Su resurrección al amanecer. Al paso de los años, la celebración se realizó a lo largo de tres días. Al terminar la persecución de los Cristianos a manos del Imperio Romano, éstos pudieron finalmente celebrar su culto abiertamente. Se agregaron días de fiesta adicionales al calendario y la importante noche de la Vigilia Pascual se desvaneció siendo, para algunos Cristianos, eclipsada por la celebración de la Natividad. Las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa se convirtieron virtualmente en asuntos privados para sacerdotes, ministros y un puñado de feligreses, y el Triduo fue eclipsado por la Cuaresma y la Pascua.

La restauración del Triduo fue iniciada por el Papa Pio XII, en 1955, y fue concluida con las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano Segundo. Las liturgias de la Cena del Señor y la Vigilia Pascual se celebraron por la noche para incrementar la participación de los fieles. La Misa de la Pasión del Señor se convirtió en el núcleo del Viernes Santo, restando importancia a las devociones privadas y destacando la Crucifixión.

Debido a las reformas del concilio, hay una participación más activa y fructífera por parte de los fieles y el Triduo ha sido restaurado a su legítimo lugar como punto culminante del año litúrgico de la Iglesia.

Espero que enriquezcan su jornada Cuaresmal participando en el Triduo en su parroquia y aprovechando el tiempo adicional que ha sido puesto a su disposición para recibir el Sacramento de la Reconciliación.

Filed Under: Días Festivos y Días Santos Tagged With: Triduo Pascual

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2015 (2a. Parte)

febrero 17, 2015 By Bishop Kevin J. Farrell

Pope Francis leaves St. Peter's Basilic

El Mensaje de Cuaresma del Papa Francisco es un llamado profético a la Iglesia y el mundo a suprimir el cáncer de la indiferencia en la iglesia y la sociedad y reemplazarlo con la compasión y la misericordia de Cristo. Tal vez, para impedirnos ver su mensaje como una trivialidad agradable dirigida solamente a motivar a los políticos y al “liderazgo”, el Santo Padre rápidamente aplica su mensaje a nuestras parroquias y a cada uno de nosotros en forma individual.

“Lo que hemos dicho acerca de la Iglesia universal,” aclara el Papa, “es necesario traducirlo a la vida de las parroquias y comunidades.” Y pregunta, “¿en estas realidades eclesiales se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos?”

El Santo Padre nos advierte en contra de profesar un “un amor universal que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al pordiosero sentado delante de su propia puerta cerrada.” Nos pide que toda comunidad Cristiana ” cruce el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. Y, el Papa nos recuerda que “la iglesia es por naturaleza misionera,” no egocéntrica sino enviada al mundo.

Llamando a las parroquias a ser “islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia,” el Papa Francisco nos pide “traer un amor que no puede permanecer en silencio.” Advierte a las personas a protegerse de ser tentadas por la indiferencia o desanimarse o abrumarse “con los informes de la prensa e imágenes alarmantes de sufrimiento humano.”

No podemos darle la espalda a este abrumador desafío. El Santo Padre nos llama a permanecer en oración en comunión con toda la Iglesia en la tierra y el cielo, a los actos de caridad “llegar a los que están cerca y lejos… mostrando preocupación por los demás a través de signos pequeños pero concretos.” Y nos exhorta a experimentar una conversión personal a reconocer “nuestra total dependencia en Dios y nuestros hermanos y hermanas” y evitar la tentación diabólica de pensar que podemos salvar el mundo por nosotros mismos.

En su Mensaje de Cuaresma, el Papa Francisco ha arrojado el guante desafiándonos a hacer una diferencia y superar la apatía y sentimientos de impotencia y desesperanza para convertirse en un instrumento de la misericordia y compasión de Dios.

¿Cómo responderemos?

Lea tambien:

  • Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2015 (1era. Parte)

—

Créditos Fotográficos: El Papa Francisco sale tras celebrar una Misa marcando la fiesta de la Presentación del Señor el 2 de febrero. En la Misa, celebrada en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, también se conmemoró el Día Mundial de la Vida Consagrada. (CNS photo/Paul Haring)

Filed Under: Días Festivos y Días Santos, Papa Francisco Tagged With: Cuaresma

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2015 (1era. Parte)

febrero 13, 2015 By Bishop Kevin J. Farrell

Pope Francis February 2015

El Mensaje de Cuaresma del Papa Francisco publicado esta semana no es una reflexión espiritual en preparación para la Pascua, es más bien un llamado profético a reconocer el hecho que millones de nuestros hermanos y hermanas vivan en condiciones de extrema pobreza, despojados de su dignidad humana y viviendo sin esperanza es una diferencia inaceptable que no puede ser ignorada o tolerada. El título del mensaje más bien podría bien haber sido Cuál es la Diferencia porque expande su criticismo previo a la indiferencia y apatía global.

“Usualmente”, observa el Papa, “cuando estamos sanos y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre nunca hace), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen.” el Papa señala que, “esta actitud egoísta de indiferencia ha alcanzado proporciones globales, de tal manera que ahora podemos hablar de una globalización de la indiferencia.”

No es aceptable una actitud “me da igual” de desinterés o aceptación de tanta pobreza como inevitable.” La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios… representa una tentación real también para los Cristianos,” continua el Santo Padre, “un problema que nosotros, como Cristianos debemos enfrentar.” No debemos volvernos “indiferentes y cerrarnos en nosotros mismos.”

“Los Cristianos,” destaca el Papa Francisco “son aquellos que dejan que Dios los revista con su bondad y misericordia, con Cristo, para que lleguen a ser como Cristo, siervos de Dios y el prójimo.” El amor de Dios traspasa la fatal cerrazón en nosotros mismos que es la indiferencia, y…”Dios no es indiferente a nuestro mundo.”

San Pablo nos recuerda que como Cuerpo de Cristo, “Si una miembro sufre, todos los demás sufren con él” (1Cor 12,26). Es lo mismo con la humanidad porque, en las palabras de John Donne, “Ningún hombre es una isla, entera en sí; cada hombre es pieza de continente, parte de un todo.”

“En el Cuerpo de Cristo,” el Santo Padre nos recuerda que, “no hay lugar para la indiferencia que tan a menudo parece poseer nuestros corazones. Porque quien es de Cristo pertenece a un cuerpo y en él no podemos ser indiferentes los unos a los otros.”

En mi próximo blog les hablaré un poco más acerca del mensaje de Cuaresma del Papa en el que pone en marcha un plan para las parroquias.

Crédito Fotográfico: El Papa Francisco sonríe al salir de su audiencia general en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 11 de Febrero (CNS photo/Paul Haring).

Filed Under: Días Festivos y Días Santos, Papa Francisco Tagged With: Cuaresma

Se una Epifanía

enero 5, 2015 By Bishop Kevin J. Farrell

epifania

La Fiesta de la Epifanía, que celebramos el día de hoy, ha sido tradicionalmente celebrada en la Iglesia Católica Romana Occidental el 6 de enero. El siguiente domingo se conmemora el Bautismo del Señor. Las dos celebraciones están estrechamente ligadas porque ambas son epifanías, que significa poner de manifiesto, generalmente algo que es manifestado como divino.

Ambas festividades celebran la manifestación de Jesús como Hijo de Dios y Mesías. En un tiempo, ambas eran celebradas el mismo día, una costumbre que todavía mantiene la Iglesia Armenia. La celebración de la Epifanía como una fiesta conmemorando todo el ciclo de la Navidad es una costumbre muy antigua, probablemente desde antes que la Navidad se convirtiera en una fiesta separada. San Lucas nos habla de la divinidad de Jesús manifestada a los gentiles en las personas de los reyes magos.

La Fiesta del Bautismo del Señor, recuerda la divinidad y mesianismo de Jesús manifestados y revelados al mundo judío cuando al ser bautizado por Juan el Bautista “se oyó una voz del cielo que decía: ‘Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección’” (Mt 3,17). El Bautismo del Señor siempre ha sido una fiesta importante en las Iglesias Católicas y Ortodoxas Orientales, pero no fue instituida como una fiesta separada por la Iglesia Católica sino hasta 1955.

Las manifestaciones de la divinidad y mesianismo de Jesús existen hoy en la iglesia mediante el testimonio de individuos Cristianos cuyo discipulado manifiesta al mundo la presencia continua del amor curativo y misericordioso de Jesús. Creo que es lo que el Papa Francisco está tratando de hacer; hacer de la Iglesia una luz brillante que revele la presencia permanente de Jesús en el mundo.

En una audiencia general el pasado mes de noviembre, el Papa Francisco nos recordó que: “para ser santos, no hay que ser forzosamente obispos, sacerdotes o religiosos, sino que todos estamos llamados a ser santos… Es más, estamos llamados a ser santos precisamente viviendo con amor y ofreciendo nuestro propio testimonio cristiano en las ocupaciones del día a día; y cada persona en las condiciones y en el estado de vida en el que se encuentra: personas consagradas, parejas casadas, solteros bautizados, padres de familia, abuelos, catequistas, educadores y voluntarios. Todos los estado de vida conducen a la santidad si vivimos en comunión con el Señor y al servicio de nuestros hermanos.”

Cada uno de nosotros está llamado a ser una epifanía dando testimonio de la compasión y misericordia de Jesús en nuestra vida diaria.

Crédito de la Imagen: ‘Adoración de los Magos’ de Andrea Mantegna (Getty Open Content Program)

 

 

Filed Under: Días Festivos y Días Santos Tagged With: Epifanía

  • 1
  • 2
  • 3
  • …
  • 7
  • Next Page »

Obispo Farrell en Twitter

Seguir a @ObispoFarrell

Acerca del Obispo Farrell

El Obispo Kevin Farrell fue nombrado Séptimo Obispo de la Diócesis de Dallas el 6 de Marzo de 2007 por el Papa Benedicto XVI.
   
INFORMACIÓN ADICIONAL ACERCA DEL OBISPO FARRELL

Entradas Recientes

  • Homilía del Obispo Farrell en la Misa de Acción de Gracias
  • Prefecto del Nuevo Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida
  • Simples actos de bondad
  • La oración no necesita palabras, solo necesita fe
  • Baton Rouge

Bishop's Favorite Sites

  • Bishop Farrell Invitational
  • Bishop's Annual Appeal
  • Catholic Charities of Dallas
  • Catholic Diocese of Dallas
  • Catholic News Service
  • Catholic Pro-Life Committee
  • Catholic Schools of Dallas
  • Our Faith Our Future
  • The Catholic Foundation
  • The Vatican
  • USCCB

Sitius favoritos del Obispo

  • Campaña Anual del Obispo
  • Comité Católico Pro-Vida
  • El Vaticano