Comencemos con un excelente párrafo de la historia de Karen Tumulty en el Washington Post del lunes acerca del asesinato de 50 personas, y otras 53 heridas, en un club nocturno en Orlando la mañana del domingo.
“Lo hizo con una pistola y un — el mismo rifle semiautomático que formaba parte de los arsenales que fueron utilizados para matar 12 personas en un cine de Aurora, Colorado en 2012, 20 estudiantes de primer grado, seis adultos en Newtown, Connecticut y otros 14 en una fiesta en San Bernardino, California el pasado mes de diciembre”.
Estamos hablando de una máquina de matar, pero esto es lo que la Asociación Nacional del Rifle escribió acerca de esta arma en su blog:
“En la actualidad, el AR-15 ha ganado gran popularidad entre los propietarios de armas, debido a una amplia gama de factores. Es personalizable, adaptable, confiable y precisa que puede ser utilizada en tiro deportivo, cacería y situaciones de defensa personal.
Este rifle es un semiautomático creado a partir del rifle automático M16 del ejército de los Estados Unidos. Semiautomático significa que disparará balas tan rápido como una persona puede apretar el gatillo. Está destinado a matar — rápido — y en gran número — exactamente como lo hizo en Aurora, Newtown, San Bernardino — y Orlando.
En otra cita del Wonkblog del Washington Post del lunes leemos:
“América está totalmente inundada de armas de fuego que pueden obtenerse fácilmente”, el portavoz americano de al-Qaeda Adam Gadahn expresó en un video. “Puedes ir a una exhibición de armas en el centro de convenciones local y salir con un rifle de asalto totalmente automático sin una verificación de antecedentes y probablemente sin tener que mostrar una tarjeta de identificación. Así que, ¿qué esperas?”
Nuestras leyes de armas son una invitación a matar. Serían ridículas si la situación no fuera tan trágica. Por sus frutos los reconocerán (Mt 7,16), y los frutos de nuestras leyes de control de armas son amargos — no, no son amagos… son fatales.
La segunda enmienda protege justamente nuestro derecho a portar armas de caza, deporte y otros fines legítimos. No existe ningún propósito legítimo para que este tipo de armas estén disponibles al público general.
Es una cuestión de sentido común y defensa personal… la defensa de nuestra cultura y nuestro estilo de vida.
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Crédito Fotográfico: Mounting Scope on AR-15, Flickr
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