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El Papa Francisco reafirma una larga tradición en Laudato Si’

agosto 14, 2015 By Bishop Kevin J. Farrell

El Papa Francisco reafirma una larga tradición en Laudato Si'El Papa Francisco reafirma una larga tradición en Laudato Si'

Resulta muy sorprendente escuchar a personas hablar de la encíclica Laudato Si’del Papa Francisco como si se tratara de una nueva enseñanza radical. Eso siempre me lleva a la conclusión que dicha persona no ha leído la encíclica, ya que el Santo Padre fundamenta en gran manera el contenido de la encíclica en las enseñanzas de sus predecesores, en la tradición de otras organizaciones Cristianas y en la historia de la Iglesia.

Desde el inicio, nos recuerda los escritos de su patrono San Francisco de Asís y su convicción que “San Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad” (LS10). En el capítulo inicial cita el hermoso Cántico de las Criaturas: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba,” y prosigue, “Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla”(LS 2).

Luego, dirigiéndose “a cada persona que habita este planeta,” el Papa Francisco nos recuerda que el Beato Papa Paulo VI se refirió a la preocupación ecológica como «una consecuencia trágica” de la actividad humana sin control: “Debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, [el ser humano] corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación “. (Octagesima adveniens)

Él entonces nos recuerda que “San Juan Pablo II se ocupó de este tema con un interés cada vez mayor. En su primera encíclica, advirtió que el ser humano parece «no percibir otros significados de su ambiente natural, sino solamente aquellos que sirven a los fines de un uso inmediato y consumo (Redemptor hominis). Posteriormente en su Catequesis del 17 de enero de 2001, hizo un llamado a una conversión ecológica global.”

Continuando con la consistencia de la doctrina de la Iglesia, el Santo Padre recordó que su “predecesor Benedicto XVI renovó la invitación a ‘eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial y corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente.’”(Discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede en enero 2007).

Enseguida, afirmando que “estos aportes de los Papas recogen la reflexión de innumerables científicos, filósofos, teólogos y organizaciones sociales que enriquecieron el pensamiento de la Iglesia con respecto a estas cuestiones. Pero no podemos ignorar que, también fuera de la Iglesia Católica, otras Iglesias y Comunidades cristianas –como también otras religiones– han desarrollado una amplia preocupación y una valiosa reflexión sobre estos temas que nos preocupan a todos” (LS 7).

Finalmente, citando a su amigo y compañero, Bartolomé, el Patriarca Ecuménico Ortodoxo, quien nos dice, “Que los seres humanos destruyan la diversidad biológica en la creación divina; que los seres humanos degraden la integridad de la tierra y contribuyan al cambio climático, desnudando la tierra de sus bosques naturales o destruyendo sus zonas húmedas; que los seres humanos contaminen las aguas, el suelo, el aire. Todos estos son pecados.” Porque “un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios” (Mensaje de Patriarca Bartolomé por el Día de Oración para la Protección de la Creación, septiembre de 2012).

A pesar de las súplicas constantes para proteger nuestra casa común, el Papa añade, “Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una solidaridad universal nueva. Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, «se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios.”

Espero que me acompañen haciendo un alto este 1ero. de septiembre para participar en la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación y tal vez pensar en formas en las que usted puede ayudar personalmente a mantener y alimentar este precioso don de Dios.

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Crédito Fotográfico: Unsplash.com

 

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El Obispo Kevin Farrell fue nombrado Séptimo Obispo de la Diócesis de Dallas el 6 de Marzo de 2007 por el Papa Benedicto XVI.
   
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