Existe una diferencia entre ser corteses y ser políticamente correctos.
La cortesía implica respetar a nuestros semejantes a través de nuestras palabras y conducta. Significa simplemente aplicar la Regla de Oro (Mt 7,12) en nuestras relaciones con los demás.
La exactitud política se refiere a quienes expresan palabras y acciones que no se basan en sus verdaderas creencias, sino en el deseo de acariciar el oído de los demás (2 Tim 4,3); en un sentido real es ser infiel a uno mismo.
La descortesía puede provenir de falta de respeto a la dignidad de los demás y, por tal motivo, falta de respeto hacia uno mismo. La persona descortés puede ser un egoísta totalmente carente de empatía o una persona a la que nunca se le ha enseñado el sentido de la decencia.
El Libro del Eclesiastés nos dice algo interesante a este respecto:
Las palabras del sabio son recibidas con agrado,
pero al necio lo pierde su propia lengua:
cuando empieza a hablar, dice insensateces,
y cuando termina, las peores locuras…(10,12-13)
El discipulado Cristiano nos llama a amar y respetar a los demás y a ser siempre fieles a nosotros mismos y al Evangelio.
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Crédito fotográfico: Niels Linneberg en Flickr
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