“La vida se alza ante mí como una eterna primavera, con nuevos y brillantes colores.” Estas palabras del filósofo y matemático alemán Carl Friedrich Gauss parecen encarnar el espíritu de esperanza y aventura de la graduación y los graduados.
Es uno de los momentos más alegres del año en el que podemos compartir la emoción y las expectativas de los egresados hacia algo nuevo y desafiante. Es un momento en el que estos jóvenes enfrentan el futuro llenos de confianza. También es un momento de tristeza porque seguir adelante significa dejar atrás amigos y experiencias que serán depositadas en el tesoro de los recuerdos.
Recuerdo que un estudiante comentó en cierta ocasión, “no estaba solamente aprendiendo inglés y matemáticas, estaba aprendiendo acerca de la vida.” Y, de eso se trata la educación – prepararnos para la vida. Desde nuestros primeros pasos, siendo aún niños, hasta los que nos llevan a cruzar el estrado para recibir nuestro diploma, vamos dejando atrás y mirando hacia adelante en el camino de la vida.
Nuestro camino es hacia Dios, y al andarlo tenemos muchos compañeros; nuestros padres, maestros, familiares, amigos e hijos. El camino estará lleno de oportunidades para servir y aprender porque el aprendizaje de la vida nunca termina. He escuchado a muchos padres de familia comentar que durante su edad adulta se dan cuenta lo mucho que han aprendido de sus hijos. Nunca somos demasiado viejos para aprender.
Así que regocijémonos con nuestros graduados mientras se dirigen hacia el futuro y recemos para que nunca dejen de aprender y nunca pierdan de vista el objetivo final de su camino por la vida. Felicidades a todos nuestros graduados y a sus padres. ¡Que Dios los bendiga a todos!
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Crédito fotográfico: Caro Wallis en Flickr
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