Un evento que particularmente disfruto cada año es la Misa y recepción del Premio del Obispo, con el cual honramos la labor voluntaria de hombres y mujeres laicos en nuestras parroquias y organismos con el Premio del Obispo por Servicio a la Iglesia. El sábado más de 150 homenajeados y sus familias se dieron cita en la Catedral en una celebración maravillosa de lo que significa ser Iglesia.
Me parece que estas son las personas que forman la Iglesia. Ellos son Proclamadores de la Palabra, miembros del Consejo Parroquial, Ministros de Enfermos, trabajadores del bazar, Ministros de la Eucaristía, Catequistas, líderes de Scouts, Madres Coordinadoras, Ujieres, Ministros de Matrimonio y las personas que limpian y lavan los platos después de los eventos de la parroquia… las personas que forman el Cuerpo de Cristo.
Los párrocos a veces me dicen lo difícil que les resulta elegir solo a dos personas para que reciban el Premio del Obispo, ya que tantos feligreses merecen recibir este reconocimiento. Yo les digo que eso es un signo de una parroquia vibrante y exitosa y que ya habrá oportunidad para reconocer a otros en el futuro.
Como ocurre siempre, la Misa y recepción de este el sábado fueron celebraciones familiares llenas de júbilo, una liturgia maravillosa, buena comida, montones de fotografías, en general un tiempo maravilloso. Me di cuenta que la gente no parecía tener ganas por irse.
De hecho, yo tampoco.
Para ver la lista completa de homenajeados, visite Cathdal.org.
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