Continuamos nuestras reflexiones de las Antífonas O con Oh Adonai , en castellano, Oh Señor Poderoso
Debido a que los hebreos consideraban el nombre de Dios demasiado sagrado para mencionarlo, o aun escribirlo, utilizaban la palabra Adonai, que significa Señor Poderoso o sencillamente Señor, para referirse a Dios.
Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley: ven a librarnos con el poder de tu brazo.
La relación de Dios con el pueblo hebreo como su pueblo elegido, fue manifestada al escoger a Moisés para liberar a los Hijos de Abraham de la esclavitud y para guiarlos a la tierra prometida. Su elección no fue solamente un privilegio, sino que fue asimismo un vehículo a través del cual todos los pueblos serían reconciliados con él.
Desde zarza ardiente, El Señor dijo [a Moisés]: “He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he oído sus quejas cuando lo maltrataban sus mayordomos. Me he fijado en sus sufrimientos, y he bajado, para liberarlo del poder de los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel” (Ex 3:7 – 8).
En Egipto, los Hijos de Israel fueron recibidos como la familia de José, pero al ir aumentando su número, se convirtieron en huéspedes indeseados. La experiencia del Éxodo los transformó en una nación. La edificación de una nación necesita de un gran líder – Moisés; una experiencia común de tribulación – la esclavitud; un territorio – la tierra prometida y la ley. Fue en el Monte Sinaí donde se agregó este último elemento.
Y Moisés subió hacia Dios. Yahvé lo llamo del cerro y le dijo: “Esto es lo que dirás a los hijos de Jacob, lo que le explicarás a los hijos de Israel: Ustedes han visto lo que hice a los egipcios y como a ustedes los llevé sobre las alas del águila para traerlos hacia mí. Ahora si ustedes me escuchan atentamente y respetan mi alianza, los tendré por mi propiedad personal entre todos los pueblos, siendo que toda la tierra es mía, una nación que me es consagrada. Esto dirás a los israelitas” (Ex 19:3 – 6).
El camino de la redención, que llamamos Historia de la Salvación, sigue adelante en los misteriosos caminos del Señor.
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