La parroquia está al centro de la evangelización. Es ahí donde celebramos nuestra fe Católica. Es ahí donde profundizamos nuestra fe. Es ahí donde enriquecemos nuestra fe y es ahí donde transmitimos nuestra fe a las siguientes generaciones.
Al conmemorar la Semana Nacional de la Educación Religiosa Parroquial, reconocemos la importante función que desempeñan nuestros Programas parroquiales de Educación Religiosa en la evangelización. Los educadores religiosos están profundamente involucrados en cada uno de estos cuatro elementos de la evangelización por medio de la función de la parroquia como centro de programas permanentes de formación en la fe.
Los días en los que la educación religiosa era algo solamente para niños han quedado atrás. Nos hemos dado cuenta que en nuestra vida de fe necesitamos de conversión continua y profundización de su conocimiento y de desarrollo espiritual, el cual no sólo enriquece nuestra fe, sino también nuestra participación en las celebraciones litúrgicas.
Desde luego que la formación en la fe debe comenzar en el hogar. Sin embargo, los programas de educación religiosa para nuestros niños, particularmente cuando involucran a la familia, aseguran que su crecimiento espiritual sea paralelo a su crecimiento físico y mental. Formación permanente en la fe significa que ya no tratamos de desarrollar una fe adulta solamente con una espiritualidad de Primera Comunión o quizás de Confirmación.
Durante esta semana, quiero honrar particularmente a nuestros instructores de educación religiosa, voluntarios y profesionales, quienes se dedican a la importante labor de instruir en la fe y mantenerla dinámica, para que no se quede estancada y pierda su vitalidad. Les pido que me acompañen agradeciendo a los educadores religiosos en su parroquia. ¡Que Dios los bendiga mientras continúan realizando la obra del Señor!
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