Los vientos helados de noviembre nos hacen recordar que la alegría de las Fiestas Navideñas está a la vuelta de la esquina. La calidez del espíritu de Acción de Gracias y Navidad hace que el frío de invierno sea más soportable… para la mayoría de nosotros.
Desafortunadamente, hay muchas personas para quienes los días de fiesta solo traen soledad y un frio que cala hasta los huesos. En lugar de sentarse frente a una acogedora chimenea, se reúnen alrededor de una fogata encendida en un bote de basura. Las personas sin hogar son invisibles para nosotros, excepto cuando se acercan a nuestro coche en una parada de tráfico a pedirnos limosna… lo cual nos hace sentir muy incomodos y tal vez con un poco de miedo. La mayoría de nosotros pretende no verlos y se voltea.
Para otros, los días de fiesta significan trabajar en dos o tres trabajos para comprar regalos para los niños y un pequeño árbol que traiga un poco del espíritu navideño a sus vidas. La declaración de Jesús que siempre tendremos a los pobres con nosotros (Mt 26,11) fue un lamento, no una profecía. Jesús también juzgó duramente a quienes no alimentaron al hambriento, no vistieron al desnudo, no alojaron al extranjero o no visitaron a los encarcelados (Mt 25).
Me conmocionó y entristeció leer la noticia en la primera página del Dallas Morning News que habla del número de niños sin hogar en nuestro país. Es vergonzoso que en nuestro tiempo y lugar puedan haber 2.5 millones de niños sin hogar. Existen muchas razones, pero dos de las causas principales son la violencia doméstica y la falta de viviendas accesibles, especialmente para familias con niños. Las viviendas accesibles están siendo demolidas para construir nuevos condominios y casas de lujo en la ciudad. Los propietarios se están negando a alquilarlas a familias con niños.
Nuestro Santo Padre Papa Francisco se comprometió a clarificar el Evangelio de la misericordia y compasión de Jesús. Sus palabras no nos expresan su mensaje, sino el mensaje de Jesús. Llegar a los desamparados, los pobres y los solitarios. Llevar esperanza a los desesperanzados y disipar la oscuridad, que embarga a tantos, con la luz del amor, compasión y misericordia.
Dé sí mismo, dé de su tesoro, conviértase en una luz en la oscuridad. Hay muchas maneras de ayudar como voluntario o a través de asistencia monetaria. Haga sus propias vacaciones más felices dando de usted y de su tesoro. Si no sabe por dónde empezar, Caridades Católicas de Dallas le ofrece numerosas oportunidades. Visite su sitio web en http://www.catholiccharities
¡Usted será bendecido!
Crédito de la Imagen: Marc Brüneke on Flickr
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