La reciente indignación del público sobre la violencia doméstica no es nada nuevo, pero el problema va mucho más allá de unos cuantos jugadores de fútbol y un juez federal. Para nosotros como Iglesia, esto representa un grave problema pastoral. Abordar la violencia doméstica es tan central para la misión Católica como lo es ayudar al pobre y al hambriento. No es algo que ocurre solamente cuando el comportamiento abusivo de las celebridades es destacado en los medios de comunicación, una de cada cuatro mujeres es víctima de la violencia doméstica en los Estados Unidos y cada seis horas una mujer muere en este país a manos de su esposo.
Lo que significa es que estas víctimas viven al lado de tu casa o en tu vecindario. Que pueden estar sentadas en una banca atrás de ti en Misa. Es un crimen que ocurre generalmente a puerta cerrada, pero que no se queda ahí. Se esparce en círculos concéntricos. Esto también es una cuestión de ambiente seguro, no sólo por el peligro que implica para el cónyuge maltratado, sino también para los niños que presencian el abuso. Los niños que crecen en hogares violentos son seis veces más propensos a cometer suicidio. Ellos tienen 24 veces más probabilidades de cometer asaltos sexuales y son 75 veces más propensos a cometer delitos en contra de otras personas.
¿Quiénes son estos criminales? En primer lugar son intimidadores. La violencia doméstica está relacionada al deseo de poder. Se trata de celos y deseo de posesión. Los abusadores culpan inmediatamente a otros de sus acciones, “Me hizo enojar.” Su comportamiento abusivo generalmente se manifiesta de otras formas a través del uso juguetón de la fuerza o de la crueldad a los animales. Frecuentemente, ellos mismos han sido víctimas de abuso.
Las víctimas de violencia doméstica deben ser aconsejadas de buscar ayuda professional, la cual está disponible. Usted puede obtener información acerca de los recursos disponibles en la oficina Diocesana de Ambiente Seguro al 214-5-379-2812.
La violencia doméstica es inaceptable y contraria a la voluntad de Dios.
Crédito de la Imagen: CNS photo illustration/Greg Tarczynski
This post is also available in/Esta entrada también está disponible en: Inglés