El matrimonio ha sido descrito como un “Camino Juntos hacia Dios.” El Papa Francisco eligió esta imagen al hablar a 20 parejas que unió en matrimonio la semana pasada en la Basílica de San Pedro.
Eligiendo el pasaje de la Biblia que nos habla del camino largo y tedioso de los israelitas hacia la Tierra Prometida el Papa expresó, “Nos hace pensar también en las familias, en nuestras familias, en camino, por los derroteros de la vida, por las vicisitudes de cada día… Es incalculable la fuerza, la carga de humanidad que hay en una familia: la ayuda mutua, la educación de los hijos, las relaciones que maduran a medida que crecen las personas, las alegrías y las dificultades compartidas.”
Reconociendo que la jornada familiar no está exenta de dificultades, el Santo Padre señaló que al igual que las parejas casadas israelitas “extenuadas del camino, de la vida conyugal y familiar. Las penurias de la jornada les hacen experimentar cansancio interior; pierden el sabor del matrimonio y dejan de sacar agua del pozo del Sacramento. La vida cotidiana se vuelve pesada”… algunos “son mordidos por la tentación del desánimo, de la infidelidad, de mirar atrás, del abandono… También a ellos Dios Padre les entrega a su Hijo Jesús, no para condenarlos, sino para salvarlos: si confían en Él, los cura con el amor misericordioso que brota de su Cruz.”
Los viajes familiares tienen períodos de oscuridad y de luz y al cambiar los compañeros de viaje de la pareja, los padres mueren, los hijos dejan el hogar, la enfermedad interviene, Jesús siempre está presente. El Papa ha señalado, “Es un viaje comprometido, a veces difícil, a veces complicado, pero así es la vida. … es normal que los esposos peleen, es normal. Siempre lo hacen. Pero les aconsejo que jamás terminen la jornada sin hacer la paz. Es suficiente un pequeño gesto y así se sigue caminando.”
“El amor de Cristo, que ha bendecido y consagrado la unión de los esposos, es capaz de mantener su amor y de renovarlo cuando humanamente se pierde, se hiere, se agota. El amor de Cristo puede devolver a los esposos la alegría de caminar juntos.”
Recuerden la promesa de Jesús, “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré” (Mt 11,28).
Crédito de la Imagen: fotografía CNS /Paul Haring
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