Anteriormente conocido como Domingo de Ramos, comenzando el tiempo que lleva al Misterio Pascual, ahora se le conoce usualmente como Domingo de Ramos de la Pasión del Señor.
Una vez más este salmo responsorial ha sido acortado con fines litúrgicos. De ser posible, lea el texto completo en su Biblia.
Debido a que la primera línea, que es también la antífona del salmo responsorial, fue enunciada por Jesus desde la cruz, este salmo puede recibir el nombre de salmo mesiánico. De hecho otros versos tales como, “taladran mis manos y mis pies,” y “se reparten entre sí mi ropa y sortean mi túnica,” se encuentran incluidos en las narrativas de la Pasión.
Un salmo de lamentación, el salmista es un hombre inocente sufriendo persecución. Refleja las ordalías del Siervo Sufriente (Isaías 52:13-53:1) y es más apropiado para la celebración litúrgica que comienza los últimos días de la Cuaresma.
El salmista es rescatado y restaurado a su comunidad, lo que nos recuerda que mientras contemplamos los sufrimientos de Jesús, lo que celebramos es Su victoria, la Resurrección.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 22:8-9, 17-18, 19-20, 23-24
℟. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme se burlan de mí, hacen visajes,
menean la cabeza: “Acudió al Señor,
que lo ponga a salvo,
que lo libre si tanto lo quiere.”
℟. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.
℟. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero tu Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía ven corriendo a ayudarme.
℟. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alábenlo,
linaje de Jacob, glorifíquenlo,
témanle, linaje de Israel.
℟. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
This post is also available in/Esta entrada también está disponible en: Inglés