Quién de nosotros no ha sentido la profunda tristeza expresada en esta súplica desesperada, “Desde lo hondo a ti grito, Señor.” Cada uno de nosotros ha clamado “¿Dónde estás Dios mío?” Sin embargo, al igual que pasa con el salmista, nuestros gritos no son de desesperación, más bien buscamos encontrar a Dios porque sabemos que Él está presente en nuestros tiempos más difíciles.
Esto se expresa en la estrofa, ” Mi alma espera en el Señor y yo confío en Su Palabra.”
Aun cuando este salmo comienza con el profundo lamento del salmista, pronto cambia a un cántico de esperanza y confianza en la misericordia y el perdón de Dios, no solamente para el salmista sino para la redención de todo Israel.
El Salmo 130 es un Salmo penitencial, uno de los siete salmos utilizados durante la Cuaresma para expresar arrepentimiento. Numerosos autores famosos han elegido la primera línea en Latín, De profundis [Desde lo más profundo] como el título de sus obras. También se utiliza en oraciones litúrgicas para los difuntos. Presione aquí para obtener información adicional acerca de los salmos penitenciales.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 130: 1-2, 3-4, 5-6, 7-8
℟. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Desde lo hondo a ti grito, Señor:
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
℟. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Si llevas cuentas de los delitos,
Señor, ¿Quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
℟. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela a la aurora.
Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora.
℟. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y el redimirá a Israel de todos sus delitos.
℟. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
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