Es probable que el Papa Francisco no haya leído” Finnegan’s Wake” de James Joyce. Sin embargo, este clásico de la literatura presenta una descripción de la Iglesia Católica ya que, “aquí vamos todos” podría haber sido el título de la catequesis de su Audiencia General este 2 de Octubre.
Usando el tema de la santidad de la Iglesia, el Santo Padre planteó la pregunta retórica, “¿Cómo puede ser santa una Iglesia hecha de seres humanos, de pecadores, hombres pecadores, mujeres pecadoras, sacerdotes pecadores, monjas pecadoras, obispos pecadores, cardenales pecadores y papas pecadores? Todos. ¿Cómo puede ser santa una Iglesia así?” Su respuesta, por supuesto, fue: ” La Iglesia es santa porque “procede de Dios que es santo… Podrán decirme: “pero la Iglesia se compone de pecadores, lo vemos todos los días. Y esto es cierto: Somos una iglesia de pecadores, y los pecadores estamos llamados a dejarnos transformar por el amor de Dios. ”
El Papa sorprendió a unos cuantos cuando durante su, ahora, famosa entrevista para la revista Jesuita, América, el primer elemento de su auto descripción fue, “Yo soy un pecador. Esta es la definición más precisa. No es un elemento del lenguaje, o un género literario. Yo soy un pecador.”
Explicando que todos llevamos a cuestas nuestros pecados, pero, que incluso quienes se encuentran más alejados son recibidos con beneplácito en el seno de la Iglesia y “son rodeados por la misericordia, ternura y perdón del Padre” quien “no es un juez despiadado, sino que es como el Padre de la parábola del Evangelio”… cuyos brazos se extienden a dar la bienvenida a todos, “no es la casa de unos pocos, sino de todos, donde todos pueden ser renovados, transformados y santificados por su amor.”
La Santidad no nos viene de quien somos o de lo que hacemos; sino de encontrar a Dios en medio de nuestra debilidad y dejarnos transformar por su gracia.
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