Al analizar las enseñanzas del Papa Francisco durante su visita a Río de Janeiro con motivo del Día Mundial de la Juventud, me llamó la atención su exhortación a los jóvenes a no “licuar” su fe. Ya que la fe en Jesús no puede reducirse a algo destinado al consumo fácil y rápido.
Hablando a una multitud de jóvenes Argentinos en la Catedral de Rio, el Santo Padre les recordó, “es un escándalo que Dios se haya hecho uno de nosotros. Es un escándalo que haya muerto en una cruz. Es un escándalo: el escándalo de la Cruz. Sin embargo, es el único camino: el camino de la Cruz, el camino de Jesús, el de la encarnación de Jesús. Por favor, no ‘licuen’ su fe en Cristo Jesús.”
Al dirigirse a los obispos de Brasil, el Papa Francisco desarrolló más profundamente esta idea al mencionar que “la personas en la actualidad son atraídas por cosas cada vez más rápidas: conexiones rápidas de Internet, autos y aviones veloces, relaciones instantáneas. Pero al mismo tiempo vemos una necesidad desesperada de calma, incluso de lentitud”.
Nuestra cultura es inquebrantable en su compromiso de hacer todo rápido y fácil. Queremos reducir el libro de la vida a “Cliff Notes”. Puede que seamos capaces de sobrevivir físicamente consumiendo comida rápida, pero es seguro que no podemos sobrevivir espiritualmente practicando una fe rápida.
Se trata de la Cruz. Jesús y la Cruz no pueden ser separados. “Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y que me siga.” (Lucas 9:23) A la mayoría de nosotros nos asustan estas palabras de Jesús. Tratamos de evitar nuestras cruces… tratamos de huir de ellas. Preferimos “Cristianismo Lite.” Definitivamente preferimos el pasaje de Juan 13:35: “En esto reconocerán todos que son mis discípulos, en que se amen unos a otros. ”
Lo que olvidamos es que la cruz es el símbolo supremo de amor. Como dijo el Papa a los obispos brasileños, “nada es más digno que la humillación de la cruz porque desde allí realmente nos acercamos a la cima del amor.” Existe sólo un camino seguro, el de la cruz, el camino de Jesús, el camino del amor y del perdón… el camino que nos lleva no sólo a la Crucifixión, sino que nos lleva finalmente a la Resurrección.
Ya que llevemos una cruz en forma de enfermedad y dolor, o en forma de sufrimiento y soledad, nuestra cruz es nuestro camino hacia Jesús.
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