Debido a que estamos totalmente convencidos de que se trata de un asunto moral, los Obispos Católicos de los Estados Unidos hemos puesto en marcha un amplio programa llamando al Congreso a aprobar un programa integral de reforma de inmigración.
Es hora de reparar un sistema fragmentado, no de aplicar simplemente remiendos temporales. Las causas fundamentales del problema de inmigración deben ser abordadas; injusticia económica, falta de un proceso adecuado y discriminación y exclusión selectiva.
La reforma migratoria debe incluir un camino a la ciudadanía para los indocumentados en este país, el cual los saque de las sombras y les permita convertirse en ciudadanos cabales y miembros partícipes de nuestra sociedad.
La reforma también debe respetar la integridad de la familia mediante el apoyo a la reunificación de familias – esposos, esposas e hijos – separadas por un sistema migratorio obsoleto. Por último, debemos asegurar las fronteras de la nación de una manera que respete los derechos y la dignidad básica de los seres humanos.
Les pido, a cada uno de ustedes, que exhorten a sus representantes electorales a apoyar un proyecto de ley que incluya estos elementos esenciales: un camino hacia la ciudadanía, respeto a la unidad familiar y seguridad fronteriza humana.
El Papa Francisco habló de “la globalización de indiferencia,” nuestra incapacidad de experimentar compasión y sentir el sufrimiento de los demás y de la ” cultura de comodidad, que nos lleva a pensar solo en nosotros mismos y nos hace insensibles a los lamentos de los demás.”
La reforma migratoria no es sólo una cuestión política; es un problema que llama a la compasión de Cristo…no a la conveniencia política.
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