La búsqueda de la unidad cristiana es una prioridad en la agenda del Papa Francisco particularmente con la iglesia ortodoxa con la que compartimos tantas cosas: “Puesto que estas Iglesias, aunque separadas, tienen verdaderos sacramentos y, sobre todo por su sucesión apostólica, el sacerdocio y la Eucaristía, por los que se unen a nosotros con vínculos estrechísimos.” (Decreto sobre el Ecumenismo, 15)
Una manifestación de esta insólita relación y respeto mutuo, es el intercambio anual de visitas de Delegaciones Papales y del Patriarca Ecuménico a las fiestas patronales de cada tradición. En consonancia con esta costumbre, una delegación representando al Patriarca Bartolomé I visitó Roma del 27 al 29 de Junio, con motivo de la fiesta de los Santos Pedro y Pablo.
Durante la recepción de la delegación el viernes, el Santo Padre comentó: “Su presencia es el signo del profundo vínculo que une a la Iglesia de Constantinopla con la Iglesia de Roma en fe, esperanza y caridad,” subrayando que su ” encuentro fraternal es una parte esencial del camino hacia la unidad.”
“La búsqueda de unidad entre los Cristianos es una tarea urgente”, continuó el Papa, “Ustedes han expresado que ‘no es un lujo sino una necesidad’ de la cual, hoy más que nunca, no podemos prescindir.” Enfatizando que el diálogo no significa una minimización teológica, sino más bien se basa en una profundización de la verdad, dijo: “Me reconforta saber que Católicos y Ortodoxos comparten el mismo concepto de diálogo que “nos guía, a través del Espíritu de verdad, hacia la plenitud de la verdad.”
La visita concluirá el 29 de Junio con una Eucaristía presidida por el Papa donde pedirá a los Santos Pedro y Pablo, patronos de la Iglesia de Roma y al Apóstol Andrés, patrono de la Iglesia de Constantinopla que intercedan “por nuestros fieles y las necesidades del mundo entero, especialmente por los pobres, los sufrientes y los que son injustamente perseguidos por su fe.”
Debemos orar y trabajar por la unidad Cristiana para que se realice el deseo de Jesús: “Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.” (Juan 17:21)
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