Si careces de ciencia, no afirmes nada.
Sir 3:25
A pesar de su nombre, el Don de Ciencia no tiene nada que ver con información; más bien tiene que ver con revelaciones y perspectivas impulsadas por el Espíritu Santo. El Don de Ciencia hace que los acontecimientos más triviales de la vida cotidiana se conviertan en revelaciones de la gracia de Dios.
A través de este don, descubrimos que tanto el nacimiento de un bebé como las maravillas de la naturaleza, entre las que se encuentran el Gran Cañón y las grandes montañas de la Cordillera Teton, son parte de la maravillosa revelación de Dios. Cada uno de estos lugares y eventos nos permiten comprender el misterio de la Santísima Trinidad, pero sin ser capaces de comprenderlo totalmente.
Es el don a través del cual percibimos la experiencia de Dios de una forma intima y siempre presente. El Don de Ciencia nos permite ver el mundo a través de los ojos de Dios, en lugar de verlo a través del prisma de nuestros deseos y emociones. A través de este don y de la iniciativa divina vemos las cosas como realmente son y no como parecen ser.
Este don no ofrece el conocimiento secreto de Dios a unos cuantos elegidos, como lo indica la herejía del Gnosticismo, sino que nos es otorgado a todos en forma gratuita, solo que debemos abrirnos a él. A través del Don de Ciencia vemos más allá de la oscuridad del dolor y del sufrimiento y reconocemos que la gracia es más poderosa que el pecado.
This post is also available in/Esta entrada también está disponible en: Inglés