La Cuaresma es buen momento para preguntarnos si somos discípulos de Jesús o simplemente sus admiradores.
En un blog del año pasado, mencioné que Clarence Jordan, el autor de Evangelio del Parche de Algodón, escribió acerca de la diferencia entre un seguidor y un admirador de Cristo. El seguidor o discípulo toma su Cruz y sigue a Jesús día tras día (Lc 9:23), mientras que el admirador sigue a Jesús, pero no la Cruz. Jordan nos dice que el admirador está dispuesto a pasar por la crucifixión.
Hoy en día, podríamos llamar admirador de Cristo a un cristiano casual o posiblemente un cristiano ocasional. Esto me recuerda a un taxista de la ciudad de México, quien al preguntarle si era Católico respondió: “Si, soy Católico pero no soy fanático.” A el podríamos llamarle Católico casual.
El Católico ocasional asistirá a Misa de Navidad y Pascua, y, por supuesto, el Miércoles de Ceniza, pero hay cosas más importantes para él/ella, el día domingo, que asistir a Misa. Ellos son Católicos que eligen cuidadosamente a que porciones del Evangelio adherirse. Sin embargo, encuentran otras partes del Evangelio incómodas o políticamente incorrectas.
No es fácil ser un discípulo de Cristo. La cruz es una carga pesada y ocasionalmente nos hace tropezar y caer. El desafío es levantarse, tomar la Cruz una vez más y continuar. Todos nosotros somos débiles y estamos muy lejos de ser perfectos. Quienes estamos llamados a predicar el Evangelio somos conscientes de nuestra indignidad, pero al mismo tiempo somos conscientes de que si el Evangelio no es predicado por pecadores, no habrá nadie que lo predique.
La Cruz es el problema. También lo fue para Jesús. Es por eso que agonizaba en Getsemaní. Al igual que Jesús, Getsemaní es parte nuestro camino diario cargando la Cruz. La Cruz puede llegar a abrumarnos. Sin embargo, nos resulta mucho más ligera cuando la aceptamos.
Es mucho más fácil ser un admirador de Jesús; presenciar su crucifixión a la distancia y pensar la buena persona que fue o lo mucho que nos hubiese gustado que él hubiera sabido hasta donde llegar.
¿Somos su seguidores o sus admiradores? Cada uno de nosotros debe buscar la respuesta dentro de nuestro corazón.
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