Desde los tiempos de la Iglesia primitiva, parte de la celebración de Adviento han sido los canticos de los Antífonas O, antes del Magnificat, durante las Vísperas (Oración Nocturna) del 17 al 23 de Diciembre. A este periódo se le llama la octava antes de la Navidad. Cada una de las Antífonas O se refiere a un titulo del Mesías, y a un pasaje mesiánico del Antiguo Testamento.
Piense en las Antífonas O como una especie de mini Calendario de Adviento, piense en cada una de ellas como una ventana, que al abrirse nos revela una perspectiva diferente de Dios.
Los siete títulos pertenecen a las primeras palabras de cada una en latín, seguidas por el castellano: O Sapientia (Oh Sabiduría), O Adonai (Oh Señor Poderoso), O Radix Jesse (Oh Renuevo del Tronco de Jese), O Clavis David (Oh Llave de David), O Oriens (Oh Sol que Naces de lo Alto), O Rex Gentium (Oh Rey de las Naciones) y O Emmanuel (Oh Dios con Nosotros).
Durante el Adviento reflexionaremos en las Antífonas O, no solamente durante la Octava antes de la Navidad, sino durante toda la Época de Adviento.
La primera es O Sapientia , o en castellano: Oh Sabiduría.
Oh, Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad. Ven y muéstranos el camino de la salvación.
En los versículos 2 y 3 del capítulo 11 del Libro del Profeta Isaías leemos: Sobre el reposará el Espíritu del SEÑOR espíritu de sabiduría e inteligencia espíritu de prudencia y valentía, espíritu para conocer al SEÑOR, y para temerlo, y para gobernar según sus preceptos.
Aquí encontramos las bases para los Siete Dones del Espíritu Santo, siguiendo la tradición Católica en la que San Jerónimo substituye piedad o Santidad por la segunda referencia del temor a Dios. La palabra hebrea utilizada aquí es yirah que se refiere a reverenciar o maravillarse, un temor sagrado, una palabra totalmente diferente al temor representado por la palabra pachad, que significa pánico o terror. Haciendo referencia a la antífona, la cual expresa: abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad.
En la sabiduría de las Escrituras Hebreas, solo Dios es verdaderamente sabio. Aparece como una persona acompañando a Dios en su creación (Prov 8). En el libro de Job, la sabiduría se observa en los misteriosos designios de Dios en la historia de la humanidad. No existe sabiduría sin el temor a Dios (Prov 1:7). La sabiduría es también vista como la Palabra de Dios (Sir 24:3). Mucha de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento tiene que ver con el éxito en la vida diaria (Prov). Sin embargo, la sabiduría es vista como una moral y un estilo de vida. Santo Tomas de Aquino ve la sabiduría como la fuerza de elegir lo espiritual por encima de lo material.
Al igual que la gente en tiempos del profeta Isaías, vivimos en medio de agitación e incertidumbre. Y, al igual que ellos, deseamos la sabiduría de Dios para que nos muestre el camino de la salvación.
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