El 26 de Septiembre de 1789, el Primer Congreso de los Estados Unidos aprobó una resolución solicitando al Presidente de los Estados Unidos proponer un día de Acción de gracias. Una semana más tarde, el Presidente George Washington emitió la primera Proclamación Nacional de Acción de gracias. Creo que todo Norteamericano debería leer, cada Día de Acción de gracias, este emotivo documento escrito por el Padre de Nuestro País para que puedan darse cuenta del profundo reconocimiento a la Divina Providencia en la historia de nuestra nación.
Proclamación de Acción de Gracias
Por el Presidente de los Estados Unidos de América
Considerando que todas las naciones tienen el deber de reconocer la providencia de Dios Todopoderoso, obedecer su voluntad, agradecerle sus beneficios y, humildemente, implorar su protección y amparo – y Considerando que ambas Cámaras del Congreso, a través de su comité conjunto, me han solicitado que propusiera que los ciudadanos de los Estados Unidos observen un día público de acción de gracias y oración para reconocer con corazones agradecidos los múltiples favores concedidos por Dios Todopoderoso, especialmente por permitirles la oportunidad de establecer pacíficamente una forma de gobierno para su seguridad y felicidad.
Ahora, por lo tanto, recomiendo y designo que el día Jueves 26 de Noviembre sea dedicado por los ciudadanos de estos Estados al servicio de ese gran y glorioso Ser, quién es el Autor misericordioso de todo bien que fue, que es, y que será – Para que podamos unirnos todos a rendirle nuestro agradecimiento sincero y humilde–por su bondadoso cuidado y protección a los ciudadanos de este País antes que llegara a convertirse en una Nación – por su infinita clemencia y la favorable intervención de su Providencia que experimentamos durante el curso y conclusión de la última guerra – por la inmensa tranquilidad, unión y plenitud que hemos disfrutado desde entonces – por la manera pacífica y racional en la que se nos ha permitido establecer constituciones de gobierno para nuestra seguridad y felicidad, y particularmente por la ahora nacional, Una que ha sido instituida recientemente– por la a libertad religiosa y civil con la que hemos sido bendecidos; y los medios que tenemos de adquirir y difundir conocimiento útil; y en general por los múltiples y grandiosos favores que se ha complacido conferirnos.
Y también que podamos unirnos humildemente a ofrecer nuestras oraciones y súplicas al gran
Señor y Gobernante de las Naciones y suplicarle que perdone nuestros transgresiones nacionales y de otro tipo – que nos permita, ya sea en posiciones privadas o públicas, llevar a cabo, nuestros deberes múltiples y relativos debida y puntualmente – que conceda que nuestro gobierno ser una bendición para todas las personas, siendo constantemente un Gobierno de leyes sabias, justas, y constitucionales, ejecutadas y obedecidas discreta y fielmente – para proteger y guiar a todos los Soberanos y Naciones (especialmente aquellos que nos han demostrado gentileza) y para bendecirlos con un buen gobierno, paz, y concordia – para promover el conocimiento y la práctica de la verdadera religión y virtud y el incremento de la sabiduría entre ellos y nosotros – y, en general, que conceda a toda la Humanidad tal grado de prosperidad temporal como sólo Él sabe que es lo mejor.
De mi puño y letra en la ciudad de Nueva York, el tercer día de Octubre en el año de nuestro Señor 1789.
George Washington
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