El último ataque en contra de la libertad religiosa fue irónicamente emitido por una Católica, la Secretaria de Salud y Servicios Humanos, Kathleen Sibelius. El pasado viernes, la secretaria Sibelius anunció la decisión de la Administración de dar un año para que las instituciones Católicas (y otras instituciones) cuyas creencias religiosas rechazan la contracepción artificial vayan en contra de sus principios.
Obispos Católicos de los Estados Unidos, y otros obispos, han pedido la expansión de una excepción muy estrecha al requisito de proveer todos los contraceptivos de la Administración de Medicamentos y Alimentos, FDA (algunos de los cuales ocasionan abortos), sin costo deducible a todas las mujeres cubiertas por un plan de seguro medico.
El pasado viernes, la secretaria Sibelius anunció que los grupos no lucrativos que no proporcionan cobertura anticonceptiva debido a sus creencias religiosas, tendrán un año adicional “para adaptarse a este nuevo reglamento.” Adaptarse, en este caso, significa cumplir.
Ésta es otra de las muchas violaciones a la Primera Enmienda de la Constitución a la libertad de religión. Esta violación cae en la misma categoría de las leyes aprobadas por algunos estados que requieren que instituciones a cargo de adopciones, ofrezcan adopción de niños a parejas del mismo sexo. Como resultado de dichas leyes, Caridades Católicas en Massachusetts y el Distrito de Columbia han cerrado sus programas de la adopción que habrían ofrecido una cifra significativa de adopciones en sus respectivas comunidades.
Como les he expresado anteriormente, esto es parte de un patrón que se ha ido desarrollado en los Estados Unidos que de haber visto la religión como algo bueno y benéfico para nuestra sociedad, la vieron pasar a ser una religión tolerada y posteriormente tratada con hostilidad, hasta llevarla a una discriminación punitiva.
La declaración de la secretaria Sebelius, “Creo que esta propuesta muestra un equilibrio apropiado entre el respeto de la libertad religiosa y el aumento al acceso de importantes servicios preventivos,” es absolutamente absurda.
Los obispos Católicos están comprometidos a trabajar incansablemente para reformar la ley y para cambiar esta injusta regulación.
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